A modo de introducción
La historia nos ha demostrado que el evangelio puede ser utilizado como instrumento de liberación, y en este caso se pone al servicio de la vida y del mismo Dios; o como instrumento de opresión actuando al servicio de la muerte. El etnocentrismo ha sido un elemento determinante en el encuadre ideológico que ha marcado la evangelización de Abya Yala, primero en la conquista española en el siglo XVI y luego en la neoconquista iniciada por EE.UU a finales del siglo XIX.
El derecho que se han atribuido algunas naciones a lo largo de la historia para validar, a la luz de su propia cultura, los valores, comportamientos y creencias en contra del resto de los pueblos, es lo que calificaremos acá como etnocentrismo. Y cuando esa idea de superioridad esta anclada en una interpretación del texto bíblico que lo justifica en nombre de Dios, estamos ante un “etnocentrismo sagrado”.
Desde el ámbito teológico se podría afirmar que el etnocentrismo sagrado ha estado presente en mayor o menor grado a lo largo de toda la historia de las misiones evangelizadoras. El pueblo de Israel, como receptor primario, de la revelación de Dios en la historia, es la cultura pionera en desarrollar esta idea de supremacía cultural. Posteriormente los españoles y norteamericanos asumirán la misma actitud en etapas diferentes de América Latina.
No pretendemos endosar el etnocentrismo a estas tres culturas exclusivamente, pero para quienes vivimos en Abya Yala, ellas han tenido una fuerte influencia en lo que hoy es América Latina. Esta es la razón por la cual el itinerario del etnocentrismo sagrado lo iniciamos en las tierras del Medio Oriente, luego pasamos a tierras ibéricas hasta llegar a las tierras del norte.
De Israel a España: ¡Viva la circuncisión!
"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu
parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré,
y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a
los que te maldijeren maldeciré; y serán
benditas en ti todas las familias de la tierra."
El llamado de Dios a Abram marca la entrada del pueblo de Israel a un lugar privilegiado en la historia de la revelación bíblica. El Dios de la historia escoge a Israel, entre otros pueblos, para que fuese escenario de su revelación. La selección no responde, en ningún momento, a las características especiales del pueblo de Israel. No hay cualidades humanas o culturales que motiven a Dios a optar por Israel y no por otro pueblo. La elección sólo responde a criterios divinos, es decir, a la soberana voluntad del creador y no a los méritos de dicha nación. En este caso estamos, si se quiere, ante una decisión "arbitraria" de Dios de optar por Israel y no por otra cultura, si consideramos que la decisión no dependía de “los escogidos”, sino de “quien escogía”. La lógica nuestra es que cualquier selección, depende necesariamente de una serie de "virtudes" que justifican tal o cual opción; pero la lógica de Dios es diferente. Ningún pueblo, reuniría los requisitos para la selección, así que cualquier pueblo era un potencial candidato a ser escogido, en este caso Israel fue favorecido.
Es probable que la escogencia de Israel por parte de Dios no sea lo más clara posible para nosotros, pero lo que si es muy evidente es el propósito de la elección. Israel iba a jugar un papel vital en el desarrollo histórico de la revelación de Dios para la humanidad. Además, iba a fungir como pueblo al servicio de Dios que a su vez se colocaba al servicio de otros pueblos para ser bendición.Sin embargo, los israelitas interpretaron mal la revelación especial de la cual Dios les había hecho objeto y sujetos, y comienzan a expresar en las prácticas políticas, sociales y religiosas un sentimiento de superioridad en relación a las otras naciones. Creen que Dios los escogió, no por su soberana voluntad, sino porque eran parte de una cultura con cualidades excepcionales. A partir de allí comienza a darse un proceso de tensión entre Dios y este pueblo que no entiende su papel en la historia de la salvación, sino que, al contrario en muchos casos, obstaculiza las manifestaciones de la vida y la justicia en tierras no judías.
Dios es judío, los judíos son el pueblo de Dios, por lo tanto, quien no es judío no tiene a Dios ni es su pueblo, es pagano. Es a esta lógica de pensamiento a la cual Jesús se va a enfrentar durante todo su ministerio. El Mesías nace en la cultura judía, pero este hecho histórico no hace que dicha cultura se “mesiánica” en relación a otras naciones, su papel es sólo escenario de revelación y no la revelación misma.
El etnocentrismo del pueblo de Israel es notable en su relación con personas originarios de otras culturas tales como los samaritanos, los sirofenicios, los romanos, etc,. Por eso la praxis de Jesús resulta un escándalo a sus coterráneos, quienes no logran entender la razón por la cual, el cuestionado Mesías sostiene una postura de servicio muy diferente a la esperada por los guardianes de la “Misión de Israel”. Jesús quiere retomar el propósito original por el cual Dios llamó a Abram, de tal manera que su ministerio se pone al alcance y al servicio de todos los pueblos y no de los judíos exclusivamente. Así lo demuestran los recurrentes encuentros con diversos sujetos culturales a lo largo de todo su ministerio. Mientras los judíos alegan su supremacía cultural justificada en el llamado de Dios a Abram, Jesús plantea que para los propósitos de ser bendición a todas las naciones, Dios podría prescindir de ellos, a tal punto que pudiera hasta levantar una cultura de las mismísimas piedras. De esta manera Jesús desmonta todo el abolengo del que se jactaban los judíos en nombre de Abraham.
Sin embargo este sentimiento de superioridad no fue erradicado del pensamiento judío, y las comunidades cristianas de los primeros siglos experimentan el fenómeno de la imposición cultural de parte de los cristianos judíos, quienes imponían las prácticas culturales propias del pueblo de Israel, a los no judíos que aceptaban el mensaje del evangelio. En otras palabras quien asumía la fe del evangelio tenía que hacerse judío necesariamente. El problema se plantea y discute por primera vez en el concilio de Jerusalén, y luego continúa su desarrollo a lo largo de toda la historia de la iglesia primitiva. El apóstol Pablo dedica gran parte de sus escritos a este fenómeno que sigue confundiendo el evangelio con la cultura judía. El tema de la circuncisión va a ser uno de los más polémicos en este debate.
"Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley;
pero quieren que vosotros os circuncidéis,
para gloriarse en vuestra carne.
Pero lejos esté de mí gloriarme,sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí,
y yo al mundo. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada,
ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
Pablo
DE ESPAÑA EE.UU: EN NOMBRE DE LA CRUZ
"En mí esperarán las costas lejanas, a la cabeza vendrán los barcos de
Tarsis trayendo de lejos a tus hijos, y con ellos su oro y su plata,
para la honra del señor, tu Dios, el santo de Israel,
porque él te ha llenado de gloria."
Isaías 60.9
El quinto centenario de la llegada de Colón a Abya Yala motivó una reflexión muy rica en torno a este evento histórico a lo largo y ancho de toda la América Latina. La historia que nos habían contado los vencedores no se correspondía con la historia que narraban los vencidos. La ideología etnocentrista que aupaba a los españoles en su empresa expansionista justificó la esclavitud y la opresión en nombre de Dios. España tiene un gran propósito que cumplir, el cual ha sido encomendado por el mismísimo Dios: civilizar a todos los pueblos bárbaros usando los mecanismos que fueran necesarios para ello.
Los pobladores originarios de Abya Yala no eran seres humanos, según, las primeras interpretaciones de los recién llegados. Las discusiones acerca de si los indígenas tenían alma o no se hicieron comunes dentro de los círculos de los más destacados intelectuales de la época. Finamente admiten que si tienen alma por lo tanto son seres humanos, inferiores si, pero son humanos. Luego la discusión se trasladaría entonces hacia los esclavos traídos desde África, a quienes les achacaron la diatriba acerca de la presencia del alma. Este prejuicio de supremacía cultural , sacralizado por la iglesia con minúsculas excepciones, permite que en nombre de la fe se cometa uno de los actos de injusticia más dantesco de toda la historia humana.
Para los españoles el "Nuevo Mundo" brindaba una gran oportunidad para hacer posible el sueño de un reino cristiano. El mismo Colón interpretaba su hazaña como un cumplimiento de una profecía del profeta Isaías, lo cual le daba a la conquista una justificación teológica, en la cual España estaba siendo utilizada por Dios para “salvar” y “humanizar” a estos bárbaros que vivían en la plena oscuridad hasta que les llegó a luz a través de este “acto evangelizador”. Los propósitos de Dios y la causa de España son equivalentes, por eso conquista y evangelización pasan a ser las caras de una sola moneda. Colón actúa convencido de que su empresa es una manifestación de los propósitos de Dios para estas tierras, y que él al igual que España son instrumentos al servicio de los proyectos divinos. La lectura que hace Colón del texto de Isaías es una clara demostración de que las profecías bíblicas se están cumpliendo en su persona. En esta hermenéutica etnocentrista “La tierras lejanas” están representadas por Abya Yala, “la naves de Tarsi”, se refiere a embarcaciones españolas, por supuesto; y “trayendo de lejos su oro y su plata”, no era más que la clara referencia a la extracción de las fuentes de riqueza, que era un acto litúrgico, “para la honra del Señor”.
Una vez más se repite el error etnocentrista de Israel, confundir e igualar la fe del evangelio con las prácticas culturales de un pueblo en particular, en este caso la cultura española, pero ahora en el sigo XVI, en otra geografía y con otros protagonistas y otras victimas. La evangelización para España era entendida, entre otras aberraciones, como la aceptación de su marco cultural, cosmovisión, costumbres, relaciones sociales, etc., por parte de los habitantes originarios de Abya Yala.
Las naciones que históricamente se autonombran como “embajadoras de Dios”, se colocan así mismas como criterio de validación humana. Es decir, entre más te parezcas a ellas más humano se es, pero entre menos te parezcas, más humanización ameritas. Esta realidad se hace evidente en la futura estructura social que se conformaría en el “Nuevo Mundo”. Los nacidos en España ocupan la cúspide de la pirámide, y por tanto la mayor concentración de poder, mientras que los españoles nacidos en América ocupaban el segundo lugar. Los mestizos son los “samaritanos” de la colonia, excluidos de las cuotas de poder, pero por encima de los indígenas y los negros quienes ocupaban los sótanos de la estructura social.
"Ay de los que emiten decretos inicuos y publican edictos opresivos. Privan de sus derechos a los pobres, y no les hacen justicia a los oprimidos de mi pueblo; hacen de las viudas su presa y saquean a los huérfanos." Isaías 10. 1, 2
DE EE.UU. A ABYA YALA: EL DESTINO MANIFIESTO
"Por tanto vayan y hagan discípulos de todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del padre y de hijo y de
Espíritu santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he
mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes
siempre, hasta el fin del mundo."
Mateo 28. 19, 20
Si el marco ideológico del etnocentrismo español del siglo XVI estuvo representado por su ideal de cristiandad, es decir una estrecha relación entre el estado y la iglesia (un monismo religioso-político) en el siglo XIX los EE.UU desarrollará su empresa expansionista y misionera desde la plataforma del Destino Manifiesto. La doctrina del Destino Manifiesto sostiene que en cada periodo de la historia una nación somete a toda la civilización cultural y políticamente.
La frase “Destino Manifiesto” aparece por primera vez en 1845, para referirse a la convicción que tenían los norteamericanos de raza blanca de que su nación había sido escogida por Dios para guiar al mundo hacia la libertad y el progreso . El concepto está estrechamente relacionado con la idea de que a los EE.UU le ha sido designada por la providencia la hegemonía de los otros pueblos. Por tanto había que hacer participe a las demás naciones de las bendiciones y el progreso que le brindaba a los EE.UU ser una nación de tradición protestante. Ellos estaban convencidos de su propósito de redención mundial, el cual sería reflejado, aun, por los misioneros que llegaron al continente procedentes de esa nación. Este condicionamiento ideológico hizo que los misioneros justificaran las diversas manifestaciones de opresión y dominación que el coloso del norte llevó a cabo en el continente. Ahora son los norteamericanos protestantes quienes asumen la misma actitud de los españoles cristianos católicos de la colonia, ante a imposición neocolonial en nombre de Dios.
En consecuencia, Abya Yala fue sometida por segunda vez a una agresión cultural de carácter religiosa que se va a expresar de manera muy concreta en el American Way of Life. Esto no es más que la identificación del evangelio con la cultura occidental, cuyo propósito no es sólo la proclamación del “evangelio”, sino también los patrones y valores de la nación del norte. Esta relación tan estrecha, de acuerdo a esta lógica de pensamiento, no es arbitraria, sino divina. Dios los había llamado para que educaran a las culturas más atrasadas. La relación del evangelio con la cultura norteamericana llegó al punto que los misioneros pretendían que los pueblos convertidos deberían adoptar los patrones institucionales estadounidenses. El American Way of Life es el ropaje cultural que predominó en la predicación del evangelio en América Latina a finales del siglo XIX y todo el XX, por no pocas agencias de origen norteamericano.
La empresa misionera, cuyo mayor auge tuvo lugar a principios del siglo XX, era un claro cumplimiento al mandato expresado en el Evangelio según Mateo. Había que ir a otras naciones que estaban ahogadas en la oscuridad y el atraso, a causa de una fe que los alejaba de la verdadera religión, por lo que era necesario bendecirlos a través de la enseñanza y la practica de la verdadera fe. El progreso y desarrollo estadounidense era producto de su manera de vivir la fe, así que si otros pueblos podían aprender de ellos, el resultado sería que se encaminarían hacia la misma prosperidad que caracterizaba a los EE.UU. Esta tesis que relaciona protestantismo con progreso y desarrollo, sigue viva en el continente y en diversas propuestas de índole político que han surgido en los últimos años en nuestra tierra madura.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad. Juan 1. 1, 2, 14
Reflexiones finales
El creador es el único absoluto que tenemos, así se da a conocer y así se revela en la historia, por tanto El único criterio para interpretar a todas las culturas. Así que desplazar esta prerrogativa divina a un pueblo en particular, es hacer de dicho pueblo una “deidad”, un ídolo, por tanto un mecanismo de dominación. Ha quedado mas que demostrado que no hay nada tan peligroso como alguien que sustenta su supuesta superioridad cultural en un mandato divino. Los países del llamado tercer mundo son una muestra atroz, de lo que en nombre del cristianismo se puede hacer en contra de Dios.
No hay nada más liberador que el Evangelio, pero no hay nada más opresor que un mensajero de un evangelio etnocentrista. Los cristianos católicos españoles y los cristianos protestantes norteamericanos repitieron a su modo el mismo error del pueblo Judío, en vez de ser bendición a las demás naciones, cuando las condiciones históricas les favorecían, optaron por ser en muchos casos y de muchas maneras maldición.
El proyecto liberador del Evangelio sigue su curso no gracias a nosotros, sino a pesar de nosotros. Y cuando los poderosos aprisionan a Dios en las cárceles de sus interesadas interpretaciones bíblicas, el Evangelio se cuela por las entrañas y los recodos del pueblo, de los menos privilegiados, para leudar la esperanza de la autentica liberación y salvación. Por eso tenemos un Pablo que levanta su voz en contra de los judaizantes y sus prácticas misionólogicas; a un Bartolomé de las Casas que opta por los derechos de los indígenas y a un Juan Makcay que abandono el balcón para lanzarse al camino y desde allí, hacer misión sin opresión.
Así que, continuar repitiendo el modelo del etnocentrismo sagrado en la evangelización contemporánea, es colocarnos de espaldas al proyecto de Dios hecho historia en la persona de Jesús de Nazaret