Es frustrante ver que el susto que la revolución pasó en las últimas elecciones no ha generado los cambios necesarios en nuestra manera de hacer análisis y de intentar con cierta objetividad interpretar el fenómeno que modificó todas las proyecciones electorales. La tendencia es endosar en “el pueblo” y en otros la responsabilidad del fortalecimiento de la oposición y el debilitamiento del gobierno, y no buscar las variables que están ligadas a la gestión del ejecutivo.
Me escandaliza ver como funcionarios del alto gobierno y dirigentes del PSUV alegan que el resultado electoral fue porque el “pueblo fue confundido”, “que el pueblo chavista no fue a votar por el luto”, “que el pueblo fue manipulado por los medios”, “que el pueblo fue intervenido por la CIA”, etc, etc, etc. Somos unos cínicos e hipócritas al decir que somos seguidores del legado de Chávez, quien fue el primer venezolano en asumir una responsabilidad públicamente, y no ser capaces de asumir la responsabilidad de nuestra ineficacia.
Yo sospecho que los votos que migraron a la oposición tienen su origen en:
- Los 400 empleados del Ministerio de vivienda que están contratados, figura abolida por Chávez, desde hace más de 6 años y que no poseen vivienda. Imagínese en el resto de los Ministerios donde seguramente esta realidad es similar.
- El gremio médico y docente que tienen un sueldo que apenas les permite subsistir a pesar de tener una de las responsabilidades más loables de una sociedad como lo es la educación y la salud.
- Los habitantes la Pastora cuyas casas serían remodeladas para rescatar el casco colonial de dicha parroquia y cuyos trabajos no se culminaron, hay casas que las dejaron si techos y sin ventanas, y las que terminaron ya se deterioraron por el mal trabajo.
- Las familias que sufrieron daños en sus viviendas por la explosión de CAVIM en el 2011 y hasta la fecha no han recibido respuesta, la cual fue prometida en cadena nacional en presencia de Chávez por el gobernador ISEA, quien ha sido uno de los gobernadores más ineficaces que Aragua ha tenido y ahora fue premiado con la presidencia del Banco del ALBA.
- Los trabajadores que después de la última devaluación sus salarios fueron rebajados en más del 40% y su capacidad de consumo es golpeada por la inflación y el alto costo de la vida que se disparó en los últimos meses sin que nadie le ponga freno hasta la fecha.
- Los habitantes de Maracay que no cuentan con espacios públicos para recrearse porque los que hay están en la desidia, y cuyo emblemático Teatro de la Opera, tiene más de 4 años siendo remodelado y posiblemente habrá que esperar cuatro años más.
- Los ciudadanos que vemos como para el canal del Estado y los medios públicos, los únicos municipios y estados donde hay ineficiencia y corrupción son los de la oposición.
- Los trabajadores del transporte público que transita por Av. Baralt de Caracas, que son víctimas de atracadores diariamente, sin que la Policía Nacional implemente mecanismos de inteligencia para minimizar este flagelo.
- Los usuarios de la administración pública que deben hacer largas colas, calarse el maltrato del funcionario, enterarse que allí no era la oficina para su diligencia, acudir infinidad de veces para su gestión, y finalmente terminar “habilitando” el trámite.
Podríamos seguir dando ejemplos, pero es suficiente esta muestra para no achacar en los demás lo que nos corresponde asumir desde este proceso que amerita cambios de timón pero de verdad.
Si acá no hay un cambio radical para potenciar la eficiencia del ejecutivo para consolidar el proyecto político, tanto en los problemas domésticos como estructurales en el 2016 tendremos a una oposición empoderada habilitando un referéndum revocatorio y con muchas posibilidades de ganarlo en esta oportunidad.
Y después no vengan a echarle la culpa al pueblo o al imperialismo