LAS FUENTES DE LA AVENIDA BOLÍVAR DE MARACAY:    UNA MINA DE ORO INAGOTABLE
15/02/2021

En la década de los 70 y 80 Maracay era la Ciudad Jardín de Venezuela, y uno de los orgullos de los maracayeros estaba representado por las famosas fuentes ubicadas en la avenida Bolívar a la altura de la Gran Plaza Bolívar. Tomar el transporte público en esa época, un autobús color azul con blanco, de la empresa Blue Bird, y esperar con ansiedad que pasara el semáforo del Colegio Felipe Guevara Rojas para ver las fuentes multicolores, era de verdad un regalo estético que otorgaba la ciudad de manera gratuita y permanente. El espectáculo visual no dejaba de sorprender a propios y extraños, niños y adultos. El agua fluía con fuerza desde las entrañas del subsuelo para luego dejarse caer con una extraña lentitud, mientras otra daba la sensación de dejar flotando en el aire el agua que arrojaba, y una más ejecutaba un ritmo acompasado como de una danza en perfecta armonía con el color que la escoltaba.  Eran varias fuentes cuya “actuación fluvial” acompañaba el recorrido durante 320 metros, exactamente las medidas que tiene la Plaza Bolívar de largo, cada una con una propuesta estética distinta y además llenas de juegos de luces multicolores que en la noche hacían que el espectáculo tomara niveles de mayor atracción.

Los rostros de los niños pegados al vidrio del Blue Bird, con la mirada expectante al compás de las aguas, y lo padres emocionados y pidiendo inconscientemente que el semáforo no pasara a verde tan pronto, para prolongar la alegría infantil generada por aquella ceremonia ornamental, eran las conductas y deseos recurrentes. Quien tuvo la oportunidad de transitar por este lugar sabe que no hay exageración en lo que comparto. ¿En qué momento exacto se rompió el encanto? De verdad no tengo idea, pero lo que si recuerdo es que ya de adolescente me percaté que las fuentes dejaron de funcionar, ya no había ni agua y mucho menos luces de colores que iluminaran ese tramo tan icónico de la ciudad.

El Movimiento al Socialismo llegó al poder de la mano de Carlos Tablante en 1989, primer gobernador electo por elección popular, quien para la época despuntaba como un reconocido líder de la izquierda, despertando a su vez en muchos ciudadanos aragüeños las esperanzas de gobernar de una manera distinta a la que ya nos tenía acostumbrado el bipartidismo de AD y COPEI.  Desde ese entonces comencé a darme cuenta de este fenómeno con las fuentes. Ya no había ni agua ni colores, ya las fosas de las mismas se la pasaban llenas de obreros con anuncios que indicaban que el “gobierno trabaja para usted”. Ya el recorrido no era tan atractivo y ya nadie esperaba con ansias llegar hasta la plaza Bolívar, ahora el espectáculo era ver unos empleados de la gobernación con martillos eléctricos rompiendo losas, y perforando el piso. Tablante fue gobernador en dos oportunidades y el panorama de las fuentes no cambio para nada. Gente trabajando, pero nunca las vimos funcionar. Luego llego a la gobernación Didalco Bolívar en 1995 (por cierto, ahora vice presidente de la recién elegida Asamblea Nacional), líder también de la izquierda, y la “mina” comenzó a ser explotada nuevamente. Nuevos obreros, nuevos avisos anunciando la recuperación de las fuentes, y escombros arrumados a la orilla de la isla de la avenida. Didalco tuvo 3 periodos consecutivos, y las fuentes tampoco fueron resucitadas. Eso no quiere decir que no se invirtió dinero en su recuperación, sólo que las luces no iluminaron y el agua no fluyó como se esperaba. Posteriormente llega Rafael Isea en 2008 a la gobernación, de la mano del presidente Hugo Chávez, para demostrar cómo si era posible gobernar con eficiencia y no como sus antecesores, quienes salieron del poder con un alto rechazo popular. Pero la historia se repitió y peor. Nuevas inversiones para recuperar las fuentes de la avenida Bolívar, pero estas aun no escupieron ni una gota de agua. Eso sí, se seguía rompiendo, no sabemos qué, pero el trabajo no se detenía. Descubrimos que Isea era un pillo. Un “seudochavista”. Y llegó Tarek en 2012 para lavar la cara del gobierno revolucionario en Maracay y la historia se repitió con los mismos matices la performance de la “recuperación de las fuentes”, más inversión, pero nada que funcionaron.

 En estas fechas de carnaval paso con 55 años de edad por aquel lugar mágico de mi infancia, y allí están unos escombros bajo un anuncio donde aparece la foto del actual gobernador Marcos Torres y otra del presidente Nicolás Maduro con una leyenda que reza “JUNTOS TODO ES POSIBLE”, con claras evidencias que siguen removiendo y haciendo trabajos en las fuentes. Pero ellas siguen allí, inertes, inmóviles, inoperantes, sin magia, sin encantos, sin dolientes, sin niños que se emocionen al verlas, sin agua, sin luces de colores. Ya no danzan, ya no hay espectáculos. Lo que si ha habido es recursos invertidos que en cada periodo se destina a su “recuperación”, la cual nunca ocurre. El ruido, los escombros y la ausencia de agua y colores transformaron aquel lugar en una mina. Todo el que llega a la gobernación comienza a excavar en ella y parece que genera muchas ganancias. Lo cual es evidencia que cada vez que se destinan  recursos para tal fin, estos van a parar a otras “fuentes”, lo cual implica que no “conviene repararlas” porque representan una “mina” para quien sea el administrador de turno, lo cual implica que en 45 años la ciudad ha sido estafada, ´por gobiernos de la “izquierda” durante más de 4 décadas.

 ¿Será que el gobernador Marcos Torres le pondrá fin, de una vez por todas, a esta historia tan nefasta? ¿Dónde han estado durante estos 45 años la Contraloría del Estado Aragua cuya función es, ejercer el Control, Vigilancia y Fiscalización de los Ingresos, Gastos y Bienes de la región? ¿Hasta cuándo los gobiernos regionales le seguirán sacando provecho económico a esta “mina” y hasta cuándo los contralores voltean hacia otro lado ante esta realidad? ¿Si en 45 años los gobiernos regionales no han sido capaces de resolver el problema de las fuentes de la avenida Bolívar, aunque si han dilapidado los recursos que continuamente se le asignan, cómo esperar que puedan resolver otros problemas con mucha más complejidad que este?

Hay realidades de corrupción política que nunca cambian, son ambidiestras, de derecha y de izquierda, aunque en apariencia pareciera que experimentan modificaciones. Pero no es así. Ellas permanecen inmutables ante el devenir de la historia política de una ciudad que ha naturalizado una realidad que en otrora era diferente.