Bienaventurados los que sirven al prójimo sin tomarse un selfie con su sufrimiento. Bienaventurados los que aman a Dios sin esperar un like a cambio. Bienaventurados los que se conectan con la vida en vez del WIFI. Bienaventurados los que trabajan por la Paz y las redes no se enteran. Bienaventurados los que siguen a la justicia en vez de a las Kardashian.
Bienaventurados los que aún tienen megas para la indignación. Bienaventurados quienes no limitan la realidad a una imagen. Bienaventurados los que pueden redactar un párrafo con más de 140 caracteres. Bienaventurados los que se despiertan con el canto de los pájaros y no con los mensajes del WhatsApp. Bienaventurados los que optan por los abrazos en lugar de un emoticón. Bienaventurados los que entran en pánico cuando olvidan sus sueños y no el móvil. Bienaventurados los que saben que la sociedad no cambia por escribir “AMÉN” en una publicación.
Bienaventurados serán cuando los bloqueen, eliminen, se queden sin baterías, se les olvide el cargador, o simplemente su teléfono ya no tenga las últimas aplicaciones; porque serán capaces de dedicarse a trabajar por Otro Mundo Posible.