No mío, ni tuyo. No está privatizado. Es nuestro, nuestra y
también Madre.
QUE ESTAS EN LOS CIELOS No en las cuatro paredes de un lugar y tampoco en mi particular manera de creer y de creerte cuando estamos en crisis.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE No manipulado como suelo hacerlo, no banalizado en palabrerías disonantes para aterrorizar en tiempos de pandemia.
VENGA TU REINO Reino de justicia, paz, solidaridad y esperanza, que no está encadenado a mis dogmas ni a mi bibliolatría apocalíptica.
ASÍ COMO SE HACE EN EL CIELO Ayúdame a descansar en tu voluntad cósmica que transciende mi limitada manera de percibirte y experimentarte cuando siento que estás distante.
DANOS HOY EL PAN QUE NECESITAMOS Pan para compartir y repartir, no para acumular y vender con sobreprecio en tiempo de pandemia. No sólo a mí, sino a nosotros.
PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS Son tantas deudas que tenemos con nuestro prójimo. Deudas de solidaridad, de amor, de esperanza, de cercanías, de silencios, de ternura, de sororidad. Pensándolo bien, no nos las perdones. Mejor ayúdanos a pagarlas y honrarlas en este tiempo de miedos y angustias
ASÍ COMO NOSOTROS HEMOS PERDONADO A NUESTROS DEUDORES
No es cierto. No siempre perdonamos a quienes nos deben un “aquí
estoy”, un “cuenta conmigo”, un “en que puedo ayudarte”; o un abrazo, una
palabra de ternura, de esperanza, una presencia silenciosa, una ausencia
presente. Porque cuando la vulnerabilidad nos habita requerimos que también se
nos cancele lo que se nos adeuda, por eso no perdonamos a nuestros deudores, al
contrario, es necesario que todos y todas comencemos a pagar nuestras deudas de
humanidad a nuestro prójimo.
En la tentación de reducir la realidad a las redes sociales y su universo virtual. En la tentación de pensar que lo que está aconteciendo es por tu causa. En la tentación de escudarnos detrás de algunos textos bíblicos para condenar. En la tentación de apagar los sentidos para no percibir el Grito de la Madre Tierra. En la tentación de no replantear nuestra fe antes las nuevas preguntas.
MAS LÍBRANOS DEL MAL
Es que hoy hay tantos males, Padre y Madre nuestra. Por eso, líbranos del mal de los fundamentalismos, de la intolerancia, de los reduccionismos, de las generalizaciones, del fanatismo, de los absolutismos, de los dualismos, de la prepotencia.Y en especial, de los sistemas que en tu nombre promueven todos estos males.