De
nuevo el maestro se sentó frente al teclado y comenzó a enseñar, y se reunió
mucha gente a leerle, entonces prefirió hacer una transmisión por Facebook Live
y toda la gente estaba en sus casas conectada.
Y
aunque la conexión no era buena, les hablaba de tal forma que pudieran
comprender sus palabras:
Oíd:
he aquí, el sembrador salió a sembrar; y al sembrar, aconteció que
una parte de la semilla cayó junto a grupos de creyentes, y vino el
fundamentalismo y se la comió con sus dogmas y prejuicios.
Otra parte cayó en el pueblo descontento, y
todo el mundo se entusiasmó y germinó rápido, lo cual produjo mucha alegría y
organización popular, pero su verdor no duró sino hasta la tarde, porque no
tenía profundidad en sus convicciones y se secó.
Otra parte cayó entre proyectos progresistas;
pero la corrupción y la ingobernabilidad crecieron y la ahogaron, y no pudo dar
los frutos esperados; y muchos arrojaban piedras al árbol infructuoso y los
grupos reaccionarios comenzaron a obsequiar hachas.
Pero otra parte cayó entre nuevas
subjetividades que luchan por Otro Mundo Posible, un Mundo donde Quepan Muchos
Mundos, y dio frutos, y sus ramas se extienden en todas direcciones, aunque son
acusados de enemigos, traidores, terroristas, herejes, comunistas, burgueses,
infiltrados, tanto por quienes han ahogado y corrompido la semilla como por
quienes quieren obligar al sembrador a usar transgénicos en su actividad para
aumentar la productividad.
Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír,
oiga.
Entonces, muchas de las personas comenzaron a
hacer preguntas acerca del significado de la parábola.
Y cuando el maestro se disponía a explicarla,
la conexión a internet se cayó.