Cuando oren no sean como los religiosos, porque a
ellos les encanta orar en actos públicos, hasta por TV en cadena nacional y les
fascina orar por las redes sociales. Les aseguro que ellos ya tienen su
recompensa: aumentaron sus “likes” y su “autoestima social” también.
Pero tú cuando te pongas a orar debes entender que
la oración no está al servicio de la “egolatría” o la “autopublicidad”, sino
que es un acto de encuentro con el Misterio que nos habita en lo más íntimo de
nuestro ser, así el Misterio nos arropa con su presencia y nos guía desde lo
más profundo de nuestra vida.
Y al orar, no lo hagas con largas e interminables
oraciones llenas de palabras rebuscadas y vacías; eso no garantiza que serás
escuchado; hablar mucho es “bueno” para los políticos y religiosos, más no para
dialogar con Dios, quien ya conoce
nuestras necesidades.
Ustedes deberían orar así: Padre de todos y de todas y no de unos pocos que te quieren privatizar, que estás en el inmenso cielo y en la Madre Tierra, y que con tu nombre santificas nuestra realidad. Danos hoy nuestro pan, porque no siempre tenemos pan, y no queremos salir a buscarlo fuera de nuestras fronteras. Porque sabemos que el pan que falta en la mesa del pueblo, sobra en la mesa de los que viven de la política.
Perdona nuestras deudas adquiridas por necesidad y a altos intereses; ayúdanos a condonar las deudas de nuestros hermanos, porque repetimos con ellos lo que otros hacen con nosotros. El sistema que nos oprime nos convierte en opresores de nuestros hermanos. Perdónanos.
Y no nos dejes caer en la tentación de ser cooptados por el sistema con su lógica idolátrica y su espiritualidad sacrificial; aléjanos de la tentación de colar el mosquito y tragarnos el camello. Líbranos del silencio maligno ante la injusticia, la violencia y la exclusión; líbranos de quienes nos quieren salvar esclavizándonos. Amen