A causa de la pandemia se juntaron los líderes, esos que tienen el poder de decidir sobre el pueblo, y al ver que los discípulos de Jesús comían un trozo de pan sin lavarse las manos, los condenaban y reprendían por poner en riesgo la salud mundial. (Porque estos líderes son muy estrictos en cumplir las disposiciones de la OMS; a menos que tengan un buen antibacterial para desinfectarse las manos no prueban ningún manjar; además, se cercioran muy bien para que la sirvienta lave sus vajillas y sábanas importadas con agua mineral y otros aditivos especiales, porque para ellos lo más importante es la salud del pueblo).
Por eso los líderes, manteniendo un distanciamiento social de 5 metros, le preguntaron a Jesús: ¿por qué tus discípulos no están siguiendo los protocolos sanitarios que emiten los organismos nacionales e internacionales para aplanar la curva de la pandemia del COVID-19?Y Jesús, bajando su mugriento tapaboca el cual se lo había diseñado con algunos retazos una anciana discípula, les dijo: hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: estos líderes con los labios me honran, más su corazón lejos está de mí.
Y en vano me honran, haciendo recurrentes menciones de mi Padre en sus alocuciones televisadas y por las redes sociales, haciéndose acompañar de líderes religiosos; y anunciando protocolos sanitarios obviando la imposibilidad de las grandes mayorías de poder cumplirlos, no porque no quieran, sino porque no pueden, por causa de las condiciones de exclusión en las cuales viven.
Les decía también: cuando le piden a la gente que se laven las manos, se les olvida que para ello se requiere agua y que el suministro de esta no existe en muchas regiones; cuando le piden que se queden en casa, hay millones de personas que no tienen un techo donde estar; que para muchos la calle es su hogar y el pan lo obtienen escarbando en los monstruos negros apilados en cada esquina, y por esos sus grasientas manos.
De esta manera invalidáis el mandamiento de Dios para cuidar intereses minoritarios y violentar los derechos de las grandes mayorías al aplicar medidas, y cuidados que sólo puede cumplir un privilegiado grupo. ¡Hipócritas! Hay millones que no tienen acceso a un vaso de agua potable, y cuán difícil es que coman el pan nuestro de cada día. ¿Y la única preocupación de ustedes es que tienen las manos sucias?
Y llamando a toda la multitud, les dijo: oídme todos, y entended: nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar: más lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
Y apartado de la multitud, habiendo entrado en casa, le preguntaron sus discípulos: ¿entonces no hay que lavarse las manos, ni usar tapabocas, ni andar tan distanciados, ni cumplir nada de lo que estos líderes están diciendo, maestro?
Y respondió Jesús: ¿también vosotros estáis así sin entendimiento? Claro que es necesario cumplir todas las recomendaciones sanitarias que ha dado la Organización Mundial de la Salud - menos la de tomar malojillo o desinfectante, o pensar que el COVID19 es una simple “gripecita” como algunos gobernantes han sugerido. Pero más necesario es que los gobiernos garanticen las condiciones para que las grandes mayorías puedan cumplirlas.
El problema no es sólo la pandemia, también está el hambre, el desempleo, el agua, la xenofobia, la vivienda, la salud, y tantos otros derechos que se violentan. Todo esto que sale desde las entrañas del sistema mundo y es lo que contamina a la humanidad y la hace impura.
Después sentados a la mesa, Jesús les invitó a colocar los trozos de pan que habían conseguido en la calle en medio de ellos, y sacando un poco de agua le lavó las manos a cada uno, y después dando gracias compartieron los trozos de pan. De allí Jesús se dirigió a la región de Tiro donde lo esperaban para una transmisión por zoom, juntamente con la sirofenicia, acerca de “El reino de Dios y mujeres transgresoras en un cambio de época”.