Abrazar una mariposa mientras aplaude con sus alas coloridas; Mirar las llamaradas de luz que migran de tus ventanales lucidos. Enamorar las finas líneas que enmarcan silenciosas tu rostro juvenil
Metamorfosis del alma, notas angelicales navegando por los oídos. Irreverencia religiosa, la mirada fija y firme ante la multitud inquisidora. Fantasmas del espíritu en confusiones bélicas y laberintos mentales
Refugiada en una flor marchita de un jardín ajeno con tus alas rotas Con tu mirada a media luz oculta detrás de tus parpados grises Tu rostro desencajado, tu voz celestial ausente y gritando tu soledad.
Porque el amor sin permiso al rozarnos trastoca el vuelo de la vida. Hay soledades que ninguna muchedumbre puede acompañar
Hoy te vi, hoy te escuché, hoy te sentí, hoy quise curar tus alas. Hoy quise volar hasta tu infierno para cantar junto a ti: nada se compara a ti.