En cada paso una interrogante inquietante. En cada amanecer una sombra fulgurante.
En cada tarde una nostalgia compañera. En cada noche una incertidumbre absoluta.
En cada encuentro una maldición divina. En cada discurso una demagogia democrática.
En cada salida un laberinto infinito. En cada mañana una desolación abrumadora.