Pies pintados de hollín con olor a cartón, Encallecidos por caminatas a la deriva, Envueltos en harapos carnavalescos de Fatigas diurnas y desencuentros nocturnos.
Pies expertos en aceras, portones y escaleras, Agrietados por la frialdad de la distancia y el tiempo, Compañeros del polvo y el magma asfáltico Huéspedes consuetudinarios de plazas y penurias.
Pies que patean la intemperie en cada esquina, Que auscultan la ciudad en busca de subsistencia Que saltan ilusiones y surfean charcos Que cortan el viento en cada zancada.
Pies que caminan Pies que danzan Pies que avanzan Pies que vuelan.