El sol apenas recién levantado, pero arreglado tus cabellos tejidos de desorden e intemperie en armonía con la danza de tus ondulantes caderas:irreverentes, escandalosas y controvertidas proclaman tu presencia colmada de objeciones.
Tu caminar acompasado de vaivenes, en singular danza de movimientos bien cuidados, con tus piernas enjutas, pero al descubierto, un pan en tu diestra con un bolso a cuestas, madriguera de tristezas que arropan sueños.
Los pendientes de fantasía barata se tornan refulgentes en tus lóbulos desaseados, el delgado hilo de cuero en tu muñeca ahora es una pulsera de piedras admiradas, borceguí de lujo ahora son tus pies descalzos.
Hoy te vi cuando pasaste frente a mí a pocos metros con tus 18 o 20 años, ¡quizá!, vulnerable, endeble, marchabas erguido, o mejor erguida, ¿Sereno o serena? Sin importar las miradas que te culpan de sus males, recorres la ciudad develando la dignidad robada.