Los turbados pájaros revolotean Cerca del nido desfigurado. El aura se hizo borrasca desoladora. Desapareció el encanto del trinar compartido De los gorriones mirando al vacío.
El árbol donde reposa el refugio familiar Soporta un otoño intenso y persistente. La vesania de los jardineros de turno Ultrajan la vitalidad de las ramas. Flores y frutos son cercenados.
Las bandadas de crías surcan el cielo ceniciento. Huyen del absurdo invierno caribeño. De los depredadores de plumajes. De las jaulas que cazan sueños. De las retahílas falseadoras de cantos.
Nuevas de árboles henchidos de verdes Excitan el vuelo en masa. Cualquier nido, menos el propio. Éxodo juvenil de dolor insondable Desarticulan bandadas de múltiples vuelos.
Desarraigo que descuartiza el alma. Volar para surcar vientos extraños. Las alas desplumadas ponen distancias. Nidos abúlicos oscilantes y desérticos. Demasiadas aves ahora son golondrinas.