LA HOMOSEXUALIDAD NO ES UNA AMENAZA
CARTA ABIERTA A LA IGLESIA EVANGÉLICA VENEZOLANA DE UN PASTOR       03/08/2016

Saludos cordiales:

En los últimos años la legalización de las Uniones Civiles entre personas del mismo sexo en varios países de América Latina ha generado dentro de un sector evangélico, porque hay diversas actitudes al respecto,  una fuerte oposición y rechazo con una variedad de argumentos que hoy colman las discusiones públicas y las redes sociales. Uno de los argumentos más usados es que la homosexualidad es un atentado “el modelo original de familia”, el cual, de acuerdo a este posicionamiento, se encuentra descrito en el libro de Génesis.

La iglesia evangélica venezolana no ha estado exenta del debate y se ha levantado como garante del modelo de “familia original” y lo ha expresado de diversas maneras: cadenas de oración, ayunos, recolectando firmas, realizando marchas, posteando escritos y memes en las redes, con sermones condenatorios, foros, documentos, protestas ante el Tribunal Supremo de Justicia, entre otras. Esta movilización eclesial llama mucho la atención porque la iglesia venezolana no se “moviliza” y se entiende como una cruzada en contra de un grupo de personas que, de acuerdo a la teología de estas iglesias, amenazan con destruir a la familia y a la sociedad si logran un recurso jurídico que puedan amparar las relaciones afectivas que de hecho ya tienen en la práctica. 

   En una primera lectura pareciera que el problema no es tanto las relaciones homosexuales como tales, sino la legalización de las mismas, por lo menos esto es lo que se podría interpretar, pero sabemos que en el fondo no es sólo eso. La lógica que se maneja es que si no se legalizan las uniones homoafectivas, entonces no se visibilizan, por tanto desaparecen de la sociedad porque “no se ven” y resuelto el problema. 

      Como pastor sé de  la importancia que tiene la Biblia para la vida eclesial y personal; para mí la Biblia sigue siendo una lumbrera en mi camino y fundamento de mi fe como seguidor de Jesús de Nazaret, pero también reconozco la bibliolatría que habita en nuestras comunidades y el literalismo hermenéutico que caracteriza a gran parte de la iglesia evangélica venezolana, lo cual la lleva a hacer aproximaciones al texto bíblico tipo “recetario moral”, lo cual  conduce a tomar posiciones ante fenómenos contemporáneos no siempre acorde con el Espíritu que guió el ministerio de Jesús. Me llama la atención la fuerza, la organización, la articulación y la energía que colocan al tema de la homosexualidad, como no lo hacen con otros temas o comportamientos sociales. 

    Las iglesias que han adversado la sexodiversidad históricamente han basado sus ideas en seis textos bíblicos: Génesis 19, el cual cuenta la historia de Sodoma y Gomorra, cuya interpretación basada en una sana exégesis descarta de entrada que la destrucción de estas ciudades se deba a la homosexualidad de sus habitantes. Otro texto es Judas 7, donde la expresión “vicios contra naturaleza”, se interpreta como comportamiento homosexual (esto se comprende porque así hemos aprendido a leer la Biblia, donde quiera que parece Sodoma y Gomorra la vinculación es automática con la homosexualidad), y no a la creencia que había para la época de que mujeres habían mantenido relaciones sexuales con “una carne diferente”,  ángeles; por eso algunas versiones de la Biblia traducen “de carne angélica”, además el contexto del texto corrobora esta interpretación. Otro texto es Levítico 18.22; 20.13, los cuales se encuentran dentro de lo que se ha llamado el Código de Santidad, y un contexto de ritos sexuales cúlticos, que exige una hermenéutica acorde a este tipo de escritos,  donde las relaciones sexuales entre hombres ( ¿Entre mujeres no?) se castiga con la muerte. Otro texto es Romanos 1.21-28, cuyo contenido está enmarcado dentro de ritos y prácticas de  prostitución cultual idolátrica, propias de  la época; otros textos vinculados por el mismo término griego son  1 Corintios 6.9-10 y 1 Timoteo 1.10,  acá las expresiones traducidas “afeminados” (gr. malakoi); y “echarse con varones”,  “sodomitas” o “homosexuales” como en el caso de  Timoteo  (gr. arsenokoitai), son expresiones de traducción difícil y que en nuestras versiones tradicionales se ha posicionado interpretaciones con fuerte connotaciones heterosexistas. 

      No voy a hacer una exégesis de dichos textos, porque no es la idea en este momento, pero si subrayar  que sólo tenemos en la Biblia un número de versículos que hacen referencia al tema, los cuales pueden contarse casi con los dedos de una sola mano, sólo seis, no hay más; además, las investigaciones bíblicas han demostrado que más del 50% no tienen nada que ver con las relaciones homoafectivas, pero que  aun así, sirven de combustible para movilizar a no pocas iglesias contra todo aquello que que altere la hegemonia heterosexual de la sociedad. Y por otro lado nos cuesta tanto movilizarnos con el mismo entusiasmo para defender otras causas cuya prevalencia en el texto bíblico no se reducen a tres textos, sino que atraviesan el canon bíblico de principio a fin. No he visto aun una marcha en contra de la pobreza y la injusticia que la genera,  o de los modelos neoliberales que fomentan miseria y exclusión (la Biblia tiene más de 570 textos que hablan al respecto); tampoco he visto marchas o documentos o cadenas de oración para denunciar la violencia doméstica y estructural (la Biblia tiene más de 400 textos que hablan al respecto también). ¿Cuándo fue la última vez que la iglesia evangélica protestó frente a un organismo del Estado por la violación de los derechos del prójimo (la Biblia tiene más de 350 textos que abogan por el prójimo). Yo podría seguir dando ejemplos de otros pecados individuales y estructurales, cuya presencia en la Biblia y la invitación a tomar postura es más que clara en el texto, pero como muestra creo que es suficiente  verdad y que son a la final la verdadera amenaza de las familias, pero que de manera curiosa la iglesia ha guardado un silencio antievangélico que la hace voltear hacia otro lado a la hora de enfrentarlo, más no así con el tema de la homosexualidad.

      Finalmente, mis queridos hermanos, el problema de la sociedad contemporánea y lo que realmente nos amenaza, no es la homosexualidad, que se ha convertido en un “chivo expiatorio” para hacernos creer que somos fieles guardianes de la moral que viene directamente de Dios, sino el desamor, los prejuicios y la exclusión de otros seres humanos, la injusticia y la pobreza, la intolerancia y la violencia en todas sus presentaciones incluyendo la religiosa, la falta de solidaridad y de compasión, el mercantilismo eclesial que ha hecho de la fe una mercancía. ¿Cuándo las iglesias saldrán a protestar en contra de esos mercaderes? La creencia de que Dio es propiedad de su iglesia local y de nadie más y que usted como pastor es dueño absoluto de la verdad bíblica también representa una terrible amenaza. La violencia que promueven los heterosexuales y no el amor de los homosexuales es lo que nos amenaza. TODO ESO SI QUE ES UNA AMENAZA REAL A LAS FAMILIAS, NO LA HOMOSEXUALIDAD.

     Saben, en sus iglesias hay homosexuales sufriendo la homofobia que día tras día se escupe desde los púlpitos; chicos y chicas que aman a Dios y que quieren servirle, pero que tienen que ocultar su orientación sexual por el temor a ser rechazados, condenados y estigmatizados. Ellos están allí, invisibilizados, castrados y aterrados por una teología  elaborada de espalda a Jesús de Nazaret y al sufrimiento humano, que usa la Biblia NO para liberar y salvar, sino para legitimar creencias hegemónicas  de opresión que se reproducen en nombre de Dios.

     La vida de Jesús tiene que  representar para las iglesias cristianas el ejemplo por excelencia para alimentar, construir y orientar su espiritualidad. Por ninguna razón, ni al apóstol Pablo, ni al judaísmo, ni a las autoridades eclesiales, ni a dogmas o a teologías se le debe atribuir el carácter de absoluto y colocarlas por encima de la persona de Jesús; porque al fin y al cabo la espiritualidad no debe ser ni paulina, ni judía, sino cristiana. Hay grandes y urgentes provocaciones que afrontar como seguidores del carpintero de Nazaret, quien debe convertirse en clave hermenéutica para la vida, la lectura del texto bíblico y las elaboraciones teológicas contemporáneas

      Así que cada vez que vaya a realizar una actividad en contra de la comunidad LGBT, basados en seis texto bíblicos, recuerde que hay más de  mil textos pidiendo que usted se pronuncie  en contra de la injusticia, la corrupción, la pobreza, el amor al prójimo, la violencia y el legalismo que habita en su mente, en su congregación religiosa y nuestra sociedad.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!  porque pagáis el diezmo de la menta,                                               del eneldo y del comino y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley:                                                    la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho,                                            sin descuidar aquéllas. 

¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno.…

                                                                       Mateo 23.23-25